El principio del daño de John Stuart Mill afirma: “Que el único propósito por el que puede ejercerse legítimamente el poder sobre cualquier miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es evitar el daño a los demás. Su propio bien, ya sea físico o moral, no es garantía suficiente”.
El principio de Mill no es paternalista: no permite el uso de la fuerza o la regulación para proteger a los individuos de las consecuencias de sus propias decisiones. Es un concepto sencillo, bien reconocido y olvidado hace tiempo por el gobierno federal y los gobiernos estatales de Estados Unidos. Las leyes paternalistas se han infiltrado en la sanidad pública, las finanzas, la lucha contra la pobreza y la educación, entre otros aspectos de nuestra sociedad. El paternalismo duro -el desprecio total de la autonomía personal por su propio bien- se ha hecho más común y más aceptado.
El paternalismo no sólo es a menudo una violación del principio del daño de Mill, sino que suele ser engañosamente costoso y a veces perjudicial. A pesar de las intenciones aparentemente bienintencionadas, los incentivos subyacentes detrás de gran parte del paternalismo apuntan a agentes gubernamentales interesados y a empresas que buscan rentas en lugar del bien común. Un ejemplo reciente es el tratamiento que la Administración de Alimentos y Medicamentos ha dado al vapeo y a los productos de nicotina aromatizados.
El vapeo y la FDA
Al igual que la mayoría de las nuevas tecnologías, los cigarrillos electrónicos y otros productos de vapeo ganaron popularidad rápidamente entre los adolescentes a mediados de la década de 2000. El líder de la industria fue claramente JUUL, que capturó más del 70% del mercado de cigarrillos electrónicos en 2019. JUUL era especialmente popular entre los jóvenes, ya que ofrecía cápsulas de distintos sabores y bolígrafos de moda. En consecuencia, las tasas de vapeo entre los estudiantes de secundaria aumentaron a lo largo de la década de 2010.
Ante la preocupación de que la popularidad del vapeo diera lugar a una nueva ola de consumidores de nicotina de por vida, la FDA comenzó a tomar medidas de mano dura para frenar una supuesta «epidemia» de vapeo entre los jóvenes. La administración se centró específicamente en JUUL. El titán de la industria fue objeto de redadas, sus productos fueron retirados de las estanterías y recibió numerosas multas y cartas de advertencia. Finalmente, la agencia prohibió todos los productos JUUL en 2022. Aunque menos severas, docenas de otras agencias recibieron un trato similar por parte de la FDA. Más recientemente, el producto de bolsa de nicotina Zyn ha sido atrapado en el radar del regulador debido a su creciente popularidad.
¿Hasta qué punto es peligroso el vapeo?
Al igual que muchas acciones paternalistas, se podría argumentar que la FDA tenía buenas intenciones; sin embargo, al igual que muchos de estos esfuerzos, sus decisiones fueron equivocadas y potencialmente perjudiciales.
Aunque la mayoría de los esfuerzos de la FDA para frenar el vapeo juvenil ocurrieron en los últimos 5 años, la agencia obtuvo por primera vez la autoridad para regular los productos de vapeo en 2016. Sin embargo, tal y como revela la Encuesta Nacional sobre el Tabaco en los Jóvenes, las tasas de vapeo entre los estudiantes de secundaria han aumentado considerablemente desde 2016.
Antes de 2016, los estados tenían la tarea de desarrollar normas para mantener los productos de vapeo alejados de los usuarios más jóvenes. Aunque imperfectas, las tasas de vapeo fueron considerablemente más bajas cuando los estados promulgaron sus propias normas. Del mismo modo, el consumo de cigarrillos entre los adultos y los usuarios más jóvenes ha experimentado un fuerte descenso desde la década de 1960. Sin embargo, la FDA no empezó a regular los productos del tabaco hasta 2009. Por tanto, no está claro que el paternalismo de la FDA tuviera éxito.
Por desgracia, es mucho más probable que los esfuerzos por frenar el vapeo entre los jóvenes fueran perjudiciales. El sustituto más común del vapeo son los cigarrillos, una alternativa mucho más mortífera. Un estudio tras otro ha demostrado que los cigarrillos electrónicos exponen a los usuarios a menos sustancias nocivas, incluidos los carcinógenos. Un estudio de 2019 del New England Journal of Medicine encontró que vaping es más efectivo que las alternativas de nicotina aprobadas por la FDA para ayudar a los usuarios a dejar de fumar. Algunos hospitales del Reino Unido contienen tiendas de vaping para ayudar a disuadir a los pacientes de fumar.
Las estadísticas de mortalidad por tabaquismo y vapeo ofrecen una imagen clara y alarmante de los verdaderos peligros del paternalismo del vapeo. El tabaquismo es responsable de unas 480.000 muertes al año, lo que lo convierte en una de las principales causas de mortalidad en Estados Unidos. El vapeo ha provocado 68 muertes desde 2020. Vaping contiene sus propios riesgos, pero no hay nada como los riesgos de fumar.
Las buenas intenciones se encuentran con los verdaderos incentivos
Si el paternalismo de la FDA para disuadir a los jóvenes de vapear era erróneo, ¿por qué persiste? Lejos de aprender de sus recientes (y repetidos) errores, la agencia sigue tomando medidas enérgicas contra los productores de vapeo y recientemente prohibió los cigarrillos de metanol. Ambos esfuerzos se produjeron a pesar de la reacción de grupos antitabaco y figuras políticas que describen a la agencia como «dando tumbos de una crisis a otra».
Como ocurre con la mayoría de las medidas gubernamentales, los incentivos describen el comportamiento mejor que la retórica. De hecho, como describe Bruce Yandle en «Bootleggers and Baptists«, quienes presionan para que otros adopten un comportamiento virtuoso a menudo acaban sirviendo a los intereses de quienes promueven ese mismo comportamiento. En la historia de los esfuerzos de la FDA para frenar el vapeo entre los jóvenes, los defensores de la salud pública (baptistas) hacen esfuerzos sinceros para proteger la salud pública, mientras que las empresas establecidas de cigarrillos electrónicos y tabaco (contrabandistas) explotan el miedo público para mantener el dominio del mercado sobre los competidores potenciales. La alianza crea una coalición política más fuerte que la que cualquiera de ellas podría reunir por separado.
La popularidad de JUUL, y más recientemente de Zyn, les convirtió en el principal objetivo tanto de los contrabandistas como de los baptistas. El sentimiento público, alimentado por el temor al consumo de nicotina entre los adolescentes, permitió a los competidores aprovechar el poder regulador en su beneficio, dejando de lado a un rival importante. Esta táctica, conocida como búsqueda de rentas, desvía recursos económicos productivos hacia disputas políticas improductivas, dejando a la sociedad en peor situación.
Actualmente, sólo tres empresas -LogicTechnology Development, NJOY y R.J. Reynolds Vapor Company- tienen permiso de la FDA para vender cigarrillos electrónicos en EE.UU. Altria Group (matriz de NJOY) gastó 12,5 millones de dólares en grupos de presión en 2022. NJOY gastó 480.000 dólares en actividades de lobby. British American Tobacco (matriz de Reynolds) gastó 2,59 millones de dólares en actividades de lobby. Japan Tobacco International (matriz de Logic) donó 300.000 dólares. La propia Logic aportó otros 60.000 dólares.
Enfrentada a nuevas sanciones de la FDA y a regulaciones más selectivas, JUUL gastó 2,48 millones de dólares en grupos de presión en 2022 y otros 1,65 millones en 2023 para reparar su imagen y evitar nuevas medidas de la FDA. Ahora, Zyn se ha visto arrastrado involuntariamente a la batalla de la búsqueda de rentas. Mientras la FDA tenga poder sobre la entrada en el mercado, la búsqueda de rentas persistirá, y la FDA derrochará recursos en paternalismo a expensas del público y de la salud pública.
¿Una vuelta al principio del daño?
Las regulaciones del contrabandista y de los bautistas requieren la colaboración de ambas partes. Pero hay muchas más personas que están a favor del paternalismo como objetivo político (los baptistas) que las que se benefician de dirigir las políticas paternalistas en su propio beneficio (los contrabandistas). Así pues, parte de la culpa de los esfuerzos de la FDA por frenar el vapeo de los adolescentes recae sobre nosotros. Nuestras inclinaciones paternalistas proporcionan gran parte de la vía para una expansión burocrática interminable y más paternalismo.
Para pisar el freno, tenemos que reconsiderar enérgicamente qué ideales deben guiar los usos aceptados del poder gubernamental y la regulación en la vida de las personas. El principio del daño de Mill proporciona una guía: establecer la autonomía del individuo, libre de la mayor parte de la fuerza, y limitar los daños del paternalismo sobre él y los demás. Redescubramos sabidurías como el principio del daño para guiar la política de salud pública en el futuro, y dejemos el paternalismo en seco.
Glenn L. Furton es profesor adjunto de Economía en la Escuela de Negocios de la Universidad Estatal Metropolitana de Denver. Es licenciado en Ciencias Empresariales con especialización en Economía por la Universidad de Colorado en Colorado Springs y doctor en Economía Agrícola y Aplicada por la Universidad Tecnológica de Texas.
Raymond J. March es investigador y director de FDAReview.org en el Independent Institute. También es profesor adjunto de Economía en la Angelo State University, donde es director adjunto del Free Market Institute, profesor adjunto de investigación en la Texas Tech University, miembro de Public Choice and Public Policy en el American Institute for Economic Research y académico afiliado al Challey Institute for Global Innovation and Growth. Sus investigaciones han aparecido en Health Economics, Southern Economic Journal, Public Choice, Research Policy, Food Policy, Journal of Institutional Economics, The Independent Review y otros medios académicos. Sus artículos de divulgación han aparecido en Fortune, Washington Examiner, National Interest, Washington Times, Sun Sentinel, The Hill, Real Clear Health y Medical News Daily. Es doctor por la Universidad Tecnológica de Texas.
Traducido por el Equipo de Somos Innovación.
Fuente: Catalyst
